El Papa ha continuado las catequesis sobre la Eucaristía en la Audiencia del 28 de febrero. Con esta catequesis, da inicio a la Liturgia Eucarística, y en concreto, a la presentación de las ofrendas.
Siguiendo el mandato de Jesús, la Liturgia Eucarística se corresponde a las palabras y gestos de Jesús en la Última Cena: Jesús tomó en sus manos el pan y el vino (presentación de ofrendas), dio gracias a Dios (Plegaria Eucarística) y los partió y repartió (Fracción del Pan).
En el «fruto de la tierra y del trabajo del hombre», se ofrece el deseo de los fieles de hacer de sí mismos un «sacrificio agradable a Dios Padre omnipotente», «para el bien de toda su santa Iglesia». Así, «la vida de los fieles, su sufrimiento, su oración, su trabajo, se unen a los de Cristo y a su ofrenda completa, y de este modo, adquieren un nuevo valor».
El Señor nos pide poco y nos da mucho. Nos pide, en la vida ordinaria, buena voluntad; nos pide un corazón abierto; nos pide el deseo de ser mejores para acogerle a Él mismo que se nos ofrece en la Eucaristía; nos pide estas ofrendas simbólicas que después se convertirán en Su cuerpo y Su sangre.